Por Juan Tomás Valenzuela
Por estar de come bola,
deslenguado y calumnioso,
a Julio Matínez Pozo
lo llevan pa’la chirola.
Debía llevarse en la cola
al enano de la Z,
ese vil anacoreta
que siempre está en penitencia,
dando malas influencias
a esa pila de cornetas.
Después de casi dos años
pasando mil desafios,
por fin ya se aclaró el lío
con este par de marranos.
Ripoll, ha sufrido el daño
por las calumnias de Julio,
que junto a su contertulio,
al que apodan “la mofeta”,
tenían una cantaleta
digna del peor repudio.
Julio, se creía intocable
en su “curul” de bocina
y oliendo como sentina,
hablaba en forma execrable.
Su epiteto deleznable,
lo blandía a la oposición,
atacando sin razón
a todo el que parecía honesto,
defendiendo asi en su puesto,
todo acto de corrupción.
Hoy, más temprano que tarde
la justicia llega a ellos,
etiquetándole el sello
de parias abominables,
de viles y despreciables,
de estupidos pedigüeños,
de vendedores de sueños,
de bocinas del estado,
de amantes del peculado
y verdugos tarifeños.
21 abril 2018